Memoria Inteligente
Hace poco tiempo tuve el placer de escuchar un nuevo enfoque, creativo y diferente sobre la memoria, la llamada Memoria Inteligente. El creador del término es un eminente médico norteamericano llamado Barry Gordon, quien busca enfatizar la dimensión creativa de la memoria.
El autor nos explica que la memoria no solo nos ayuda a navegar las complejidades de la vida cotidiana sino la de la creatividad y el genio; y algo más importante, la inteligencia y la creatividad no dependen de la edad, sino de lo que hallamos aprendido, pulido y mejorado con los años.
La Memoria Inteligente es por esto una forma especial de la memoria, que va más allá de donde pusimos las llaves, o qué íbamos a buscar a la heladera. A eso lo llama la memoria simple, que es solo una fracción de la memoria.
Es evidente que uno tiene más de una memoria. Conocen personas que recuerdan como se movió cada jugador en un partido de fútbol, o que pasó en una telenovela, y sin embargo no necesariamente son brillantes. Así como seguramente conocen personas que son brillantes, intuitivas, rápidas, y pueden olvidar donde dejaron al auto estacionado. La diferencia parece residir entre una memoria para cosas simples o específicas y una memoria inteligente.
Lo importante es que así como la primera se fragiliza con los años, la Memoria Inteligente resiste los cambios de la edad, y se basa, no solo en lo que aprendimos sino en lo que podemos seguir aprendiendo.
La Memoria Inteligente está hecha de conexiones entre otras memorias, tanto de pensamientos, imágenes, experiencias, habilidades, o pedazos de conocimientos. Estas conexiones estarían inspiradas en llegar a la solución de un problema, alcanzar una idea creativa o conseguir una nueva perspectiva de las cosas, buscando soluciones nuevas y no simples repeticiones.
¿Cómo podemos mejorar la memoria inteligente? El autor nos sugiere algunas ideas:
– Sumando nuevas formas de pensar e ideas originales. Generalmente escuchamos gente y leemos cosas que solemos aceptar y acordar, lo que lleva a eternos acuerdos que no hacen que movamos ni una idea. La propuesta sería: ¿y si escuchamos al que no aceptamos y tratamos de entender sus mejores razones, para luego en todo caso entender lo que es positivo y criticar lo negativo?
– Agregando nuevas maneras de planificar nuestro pensamiento: organizar y programar nuestras tareas, tratando de agregar aditamentos novedosos, ya sea en las comidas, en las salidas o en los encuentros sociales.
– Ayudándonos a recordar, evitando las formas automáticas y repetitivas. Seamos creativos cuando queremos recordar algo, así como cuando queremos evocarlo.
Seguramente muchas de estas cosas ustedes ya vienen haciéndolas, solo hará falta ponerlas en práctica diariamente y tratar las situaciones cotidianas con la creatividad de un artista y la lógica de un científico.
Tratemos de pensar de otra manera, inventemos, démosle otra vuelta a la imaginación. Dispongamos nuestro pensamiento a lo novedoso, lo cual nos asegurará que nuestra memoria inteligente se fortalezca y pueda resguardar la memoria de las simples cosas.
Esta nota está basada en el artículo “Intelligent Memory” y “Five Tools for Improving your Memory” (AARP, 2007)