“Fiestas de Pasión”: La revolución sexual de las mujeres
Recientemente apareció una nota en La Nación que me pareció interesante para contárselas y, a través de ella, poder reflexionar sobre algunos de nuestros temas. Fue escrita por el periodista argentino Mario Diament, quien vive hace mucho tiempo en EUA y suele relatar las tendencias innovadoras de ese país.
En este artículo se describe un nuevo tipo reuniones de venta a domicilio, o más bien en casas de familia, denominadas “fiestas de pasión”.
¿Por qué ese nombre? Se juntan mujeres, que están atravesando la segunda mitad de la vida, de muy buenas familias, cuyo propósito es, aunque les sorprenda, poder adquirir todo tipo de productos eróticos.
La organización es la siguiente “se presentan las bondades y posibilidades del sexo en la segunda mitad de la vida, para luego venderles una colección de lencería erótica, cremas estimulantes, condones comestibles, vibradores y otros imaginativos juguetes de dormitorio”.
Lo más curioso es que las vendedoras, dice el periodista, “no son mujeres en minifalda, con pestañas postizas y la palabra sexo pintada en la frente, sino curtidas madres de familia”.
Estas Fiestas de Pasión me hicieron recordar algunas situaciones que acontecen en nuestro país y que, sin vender nada específico, suelen movilizar las fantasías femeninas de muy diversas maneras.
Me ha sucedido dando charlas con adultos mayores, que al hablar sobre la sexualidad, las mujeres se animan cada día más a reclamar por sus deseos, a poder reirse y disfrutar de una charla abierta sobre erotismo o a mostrar todo su deseo de armar nuevas parejas. Personalmente creo que a muchas mujeres les ha llegado la liberación femenina, y por que no decir sexual, ya de grandes.
Algunas señoras me contaron que nunca se habían animado a pedirle a sus maridos lo que le resultaba grato en la relación sexual; que las esperen para poder llegar a un orgasmo, o que las acompañen a recorrer y gozar los cuerpos de cada uno antes de llegar a la penetración. La comunicación no existía porque de eso no se hablaba!!!
Otras mujeres creían que la menopausia significaba la edad del retiro sexual ya que si se lo practiba las mujeres se podían volver locas o malhumoradas. También estaban aquellas que siempre habían visto al sexo como un disfrute de los hombres, o una demanda de los maridos, y donde no había derecho a pedir o desear, entonces la menopausia significaba poder terminar con ese martirio de la sexualidad.
La mujer que pasó la segunda mitad de la vida está descubriendo que el misterio de la sensualidad le pertenece, que puede reirse, jugar, saber, aprender, encontrarse consigo mismas y con otros y entender que para los goces siempre hay tiempo.
En una charla en la ciudad de San Miguel, con un grupo de una Federación de Jubilados, me sorprendió la naturalidad con que una mujer me decía que estaba en pareja con un hombre 10 o 15 años más joven y que debía satisfacerlo porque ese romance ya llevaba varios años. En otra charla, en la ciudad de La Plata , una mujer me preguntaba que pasa con la sexualidad cuando una no consigue pareja. Ante lo cual le dije, y suelo transmitirlo adonde voy: el erotismo es un disfrute personal y por ello puede vivirselo con audacia, con o sin pareja. El goce principal pasa por el disfrute que podamos alcanzar con nuestro propio cuerpo, dándole lugar a cada una de nuestra fantasías. El placer es algo absolutamente personal y su valor reside en que podamos extraer el mayor goce posible con la menor culpa. El único límite es no dañarnos a nosotros ni a los demás, el resto es para gozarlo.