Festejar el cumpleaños después de los 80
Hace algunos años, cuando la actriz Cipe Lincovsky estaba por cumplir los 70 años, me dijo una frase que quedó dando vueltas en mi cabeza hasta hoy: “Yo vivo un año más cada cumpleaños, cómo no voy a festejar, cómo me voy a sacar la edad si cada año que yo viví es un año y sigo, y sigo en carrera”.
Esta frase expresa un saber inconfundiblemente cierto, ya que el cumpleaños se convierte en un reconocimiento a una trayectoria de vida. Sin embargo, lo que solemos escuchar es que la gente se avergüenza por los años que tiene, más que sentirlos como un logro y un orgullo, lo que lleva a que muchos dejen de festejar después de cierta edad.
Por todo esto quisiera remarcar una serie de hechos sucedidos en los últimos meses que me parecieron sumamente positivos. El primero es el cumpleaños número 80 de Mirtha Legrand, festejado “al modo de uno de 15” (según la lectura del diario Clarín); el segundo, el cumpleaños número 85 de China Zorrilla organizado por personajes de diversas edades de la farándula.
Ustedes a esta altura dirán ¿A qué viene Ricardo Iacub con todo esto?, más cerca de un cronista de espectáculos que de un comentario de un profesional
Lo que me interesa rescatar es el valor de ciertos acontecimientos que producen los artistas en una sociedad y que marcan tendencias, las cuales de ser positivas abren caminos o de ser negativas los cierran. Asimismo creo que no siempre la prensa, ese receptor sensible de lo que a la sociedad le interesa, se muestra tan receptiva como hoy frente a este tipo de acontecimientos. Razón por la cual considero que estos festejos son símbolos que nos indican… quizás… ¿nuevos tiempos?
En el caso la señora Mirtha Legrand nos muestra de que modo los 80 años pueden festejarse con mucha gente y a la manera de las estrellas, de forma rutilante, acompañada por varias generaciones de artistas, familiares y amigos.
El caso de China Zorrilla nos presenta 85 años visibles y mostrables, sin que la edad implique menoscabo, sino por lo contrario, como alguien que se ha convertido en representante de una época, la nuestra, y un referente ineludible.
Estas figuras, como otras, no representan un pasado, sino que son aquellas que brindan continuidad a nuestro presente. Es decir, no son lo que fueron solamente, sino lo que siguen siendo.
Es importante tener en cuenta que estas mujeres pudieron sostener su lugar más allá de que existe un rechazo en los medios hacia aquellos que van envejeciendo, y que esto requiere de mucho talento, algo de suerte y mucho de renovación permanente (incluso almorzando desde hace tantos años).
Pero entonces ¿porque festejar los que estamos del otro lado de la pantalla?
En principio, detengámonos un segundo a pensar que significa el cumpleaños y por qué festejarlo. Los cumpleaños fueron ceremonias que aparecieron en distintos pueblos, y en gran medida se corresponden con lecturas paganas, donde lo que se celebra es la alegría de la vida misma. Así también, la tradición de las velitas en la torta era una forma de protección al homenajeado y una manera de atraer la buena suerte, ya que de esa forma se protegía a la persona contra las brujas y demonios.
¿Y sobre el festejo? La etimología de Festejar o Festejo alude, en sus primeras acepciones, a una disputa entre el alma y el cuerpo; y en otra posterior aparece la idea de las bacanales, fiestas romanas en las que se podía pecar sin ser penados. Lo cual nos muestra que el festejo habla del librarse de ciertas ataduras sociales que limitan los disfrutes personales. Justamente allí aparece la otra acepción de la palabra festejar, asociada a cortejar y galantear.
Es decir festejar el cumpleaños implica ese momento de desorden entre lo que se debe y quiere, o entre nuestros deseos y obligaciones. ¿Para qué? Para que nos permitan volver a pensar qué queremos y hacia donde vamos, es decir, renovar nuestro pacto con la vida y recrear la promesa de vivir mejor el siguiente año. No por nada la firma consiste en apagar una vela y pedir tres deseos.
El festejo es también una ceremonia social donde se recrean los lazos con los otros, por eso festejar el cumpleaños debe ser una fiesta con amigos y familiares, porque la vida se vive con otros a quienes queremos y nos quieren, a quienes necesitamos y nos necesitan.
Por todo esto, más allá o más acá de la pantalla, la vida, las carreras, las trayectorias, todas merecen festejarse y más aun cuando las velas cubren toda la torta.