Doctor en Psicología, especialista en Gerontología, Ricardo Iacub acaba de publicar el libro Todo lo que usted siempre quiso saber sobre su jubilación y nunca se animó a preguntar con la editorial Paidós. No se trata de un libro sobre tediosos trámites jubilatorios sino sobre cómo enfrentar el momento en que las personas pasan o están por ser llamadas «jubiladas», y todos los dilemas que enfrenta vivir ese nuevo período en la vida. «Es un libro polifónico, hecho de muchas entrevistas que hice a personas ya jubiladas, que expresan, con sus impresiones, el modo en que cada uno vivirá ese momento, sin suponer una verdad, o un camino único. Es un libro humano. Hecho para ayudar, y ayudarnos.»
–Desde la tapa del libro se percibe un ánimo abierto, experimental a la hora de tratar un tema como este.
–El título y la imagen buscan mostrar un libro que toma un tema que puede tener partes difíciles, pero también muy positivas. Quise mostrar que a medida que se acerca el momento en que uno debe enfrentar el gran tema de la jubilación, las cosas no son fáciles, casi para nadie, porque cuando llega finalmente se abre un período muy sensible, donde los modos de manejarnos hasta ese momento pueden dejar de tener sentido. Las frase más habitual que escuchamos en ellas y ellos es: «No voy a tener nada que hacer, ¿qué hago con tanto tiempo libre?, ¿a qué me dedico ahora?, o ¿a quién le sirvo?» Un hombre que atiendo, un día me dijo: «Me siento como esa canción: ‘Nowhere Man'», es decir como un hombre que no tiene ya un lugar, un origen, un objetivo. O metáforas como la que me dijo una mujer: «Necesito algo de qué agarrarme.»
–¿Esto sucede siempre?
–Sobre todo en gente en que el trabajo tuvo mucha importancia, que tiene menos contactos afectivos o sociales, que cuenta con menos recursos personales o comunitarios para emprender algo nuevo, entre otras tantas. Y ese salto entre la vida laboral y el nuevo horizonte sin esa actividad genera que las referencias cotidianas se rompan. ¿Hasta qué punto uno sigue siendo quien era antes, sin ese oficio, profesión, trabajo que nos definía, que nos constituía?
–Hay mucho por hacer, sin embargo, como indicás en tu libro.
–Desde luego: lo importante es tener bien presente que se trata de un momento de transición. Y que muchas de las personas que se sienten invadidas por temores, luego superan esa crisis, y disfrutan de todo lo que ofrece una vida sin las coacciones laborales.
–Usás una frase muy elocuente en el prólogo.
–Sí, la saqué de la gente que te va indicando modos de transmitir eso que sienten y no siempre es tan claro. La frase fue «un turbulento mar de emociones». Un día están felices de no tener que trabajar, que no se bancan al jefe, que se aburren, que no quieren levantarse temprano y al siguiente, o al rato, sienten que van a extrañar, que van a perder su rol, su posición, sus compañeros. La incertidumbre aumenta y esto se refleja en emociones contrariadas y muchas veces algo tormentosas.
–En uno de los tantos testimonios que ofrece tu libro, está el de la señora que dice, ya jubilada, que hasta trabajaría en el mismo lugar, ad honorem.
–Exacto. Hay gente que no se resigna a perder ese lugar o ese rol y no siempre se adapta positivamente a la nueva situación. Pero repito, uno ve, yo lo vi una y mil veces, que mucha de esa gente, no toda, termina por pasarla mejor, porque hoy, además, existen muchísimas actividades dirigidas a los mayores, donde uno puede llevar a cabo su sueño o sus gustos. Espacios y actividades que no existían hace apenas unas décadas.
–¿Cómo se lo ve a este momento vital?
–Mucha gente tiene miedo a esta etapa vital porque la asocian con imágenes muy negativas. Aun hoy existe una mirada negativa y antigua sobre los adultos mayores. Las referencias sobre el envejecimiento atrasan a la hora de entender quién es hoy un adulto mayor. Hoy, otra vejez es posible, una vejez positiva y activa, que no tiene nada que ver con los prejuicios que existen sobre ellas. Uno de los ejemplos es la dimensión sexual, que ha sido negada durante años y hoy tenemos claro que esto es posible y que continúa. Por eso, tenemos que generar más debate, más imágenes de adultos mayores positivas, con erotismo, con acción, porque lo que nos produce impresión es lo que no estamos acostumbrados a ver. Las imágenes negativas sobre este grupo abundan, y se han naturalizado.
–Con provocación, decía Oscar Wilde que prefería a los jovencitos porque, cuando ellos maduran, más bien se pudren. ¿A qué responde que hoy, si para muchos pueblos el envejecimiento era un valor, ocurra lo contrario?
–Tenemos una historia que ha sido más variable de lo que suponemos, no hubo un pasado positivo para los mayores y un presente negativo. Hubo pueblos que valorizaron esta etapa y otros que no, coexistiendo históricamente. Así como también hoy tenemos valores muy negativos como el anti-age, pero también tenemos una preocupación por la temática y una variedad de recursos como pocas veces en la historia. Los griegos decían que la enfermedad, la vejez y la muerte eran las tres grandes desgracias del hombre. Pero en nuestra propia cultura occidental tenemos la tradición judía, que tiene una mirada bastante distinta en relación con esto, en los textos atribuidos a Salomón, del Antiguo Testamento, se habla de una continuidad del deseo que no responde a una edad determinada. No hay nada natural en los modos en que una cultura trata a sus mayores.
–Hoy la situación es otra, como documenta tu libro, a veces con ejemplos epónimos, o televisivos.
–Hoy podemos reconocer otras imágenes, como muestran hoy tantos personajes, que van de grandes pensadores a estrellas de tele como Moria Casán o Susana Giménez para Argentina, o estrellas de rock como Iggy Pop, o los Rolling Stones, que son septuagenarios y están muy bien y no sienten que llegar a esa edad implica dejar de ser lo que siempre fueron o lo que quieren seguir siendo. Desde luego que prepararse bien para ello, pero mientras la situación económica e intelectual de las personas más elevadas sean, mayores posibilidades habrá de gozar más.
–¿Cuál es el mayor desafío que enfrenta una persona a la hora de enfrentar el tema?
–La libertad. Porque es allí donde se juega eso: y es necesario hacerse cargo de la libertad. Como decía el filósofo alemán Martin Heidegger, estamos eyectados al mundo y debemos hacernos cargo de esa libertad armando nuestro proyecto, es decir darle a la vida un sentido, un propósito.
Publicado en Tiempo Argentino el 21/03/2015