El Rey Lear o el desencuentro familiar
A propósito de la reposición de la obra de teatro de W. Shakespeare
Bufón: (…) puedo decirte por qué el caracol tiene una casa.
Rey Lear: ¿Por qué?
Bufón: Para ocultar su cabeza: no para entregarla a sus hijas y dejar sus cuernos sin abrigo.
El Rey Lear es sin duda una de las más bellas e importantes obras que ha dado la humanidad a propósito de la vejez. Hoy tenemos la oportunidad de ver en Buenos Aires una excelente versión dirigida por Lavelli con un importantísimo elenco. No soy comentarista de espectáculos, ya lo saben, pero si me importa que conozcan y aun más que sean espectadores de esta obra.
La historia es simple pero su desarrollo complejo. Comienza con un rey que decide legar su poder, al cual considera un pesado fardo para los hombros de un viejo, a sus 3 hijas y esposos. Para ello piensa dividir su reino en tres partes iguales. A cambio pedirá el mayor amor, o más bien adulaciones, que lo convenzan de la protección y de los cuidados que les iban a brindar.
Las dos mayores aceptan y le dicen que lo aman muchísimo, incluso más que a ninguna otra persona; la tercera en cambio, parece enfrentarlo diciéndole que lo ama pero que naturalmente amará más a su esposo cuando lo tenga o a su futura familia.
Estos dichos en vez de ser tomados como parte de un lógico camino de la vida, será considerado un agravio por este padre, omnipotente y caprichoso. Por lo que la deshereda, la casa con un rey de Francia y la hace marchar hacia esas tierras.
El pacto que realiza con sus dos hijas será el siguiente: vivirá un tiempo en el palacio de cada una, mantendrá una pequeña guardia y el trato de un rey. Pacto que será refrendado por las hijas y sus maridos. Hasta aquí todo bien aunque con la convivencia empiezan algunos roces. La guardia del padre y la de la hija, donde reside temporalmente, tienen algunos percances. Razón que motiva a la hija pedirle al padre que disminuya su guardia y finalmente que la elimine. Esto genera que Lear se enoje, pida, grite e incluso decida irse con la otra hija para ponerla en contra de esta que osó sacarle su guardia, es decir su poder.
Lear emprende el viaje, pero mientras tanto su hija envía un guardia con el propósito de que se adelante y acuerde con su hermana mantener las mismas reglas con el padre. Lear llegará con su segunda hija y se encontrará no con una aliada sino con otra enemiga. Razón que desencadenará este drama.
El argumento que sigue es cada vez más interesante pero prefiero que vayan a ver la obra.
¿Por qué es importante? Porque esta historia sigue estando absolutamente vigente. Puede sucederle a un rey, pero también a un empresario o a una ama de casa. No importa tanto el rol, lo que si cuenta es como la vejez puede ser vista como la pérdida de un lugar de poder.
Lear pretende que ese poder se conserve en base al amor por eso crea ese especie de juego engañoso donde la única que pierde es la honrada.
En mi experiencia personal he visto muchas de estas situaciones donde una madre o un padre ceden ciertos espacios, como la casa u otros bienes, creyendo estar seguros en el amor de sus hijos y luego encontrarse con situaciones no esperadas y de difícil resolución.
Shakespeare nos cuenta una historia muy vieja, escrita a finales del siglo XVI pero retomada de historias medievales. Lo que nos lleva a pensar que la relación familiar nunca fue tan ideal como a veces queremos verla y que por ello hace falta saber cuidar nuestros intereses y propiedades. Es difícil delegar en otros nuestra decisión y suponer que un hijo o una hija van a saber elegir mejor que nosotros mismos, más allá de que haya más o menos amor.
No creo que se trate de mejores o peores familias solo creo que esta no siempre puede ser una garantía y que como le señala el bufón a Lear no hay que entregar la casa antes de tiempo y dejar la cabeza (llamémosla inteligencia) sin abrigo.