El erotismo después de los 60
A propósito de la carta de Emilio:
Sin duda alguna este es uno de los temas que revisten más prejuicios, y en particular, cuando se trata de personas de edad. Por eso quisiera abrir este tema para debatirlo con ustedes y quizás poder ayudar a ampliar sus ideas y creencias. Pero más que de sexualidad voy a proponerles hablar de erotismo, ya que considero que este último es más amplio que el primero porque expresa la inmensa capacidad de gozar con los otros y con uno mismo, porque el erotismo es el calor de lo sexual, el atractivo de desear y ser deseado y la llama más romántica del amor. Es decir reune y agrupa una serie de “necesidades” y lo repito, “necesidades” del ser humano, ya que el poder seguir apasionándonos y provocando deseo, amor y atracción en los otros solo termina con la muerte.
Lamentáblemente nuestra sociedad había descartado a los mayores de esta posibilidad, arrrancándole con ello un amarre esencial a la vida, porque cuando el erotismo no está se pierde el humor, la buena postura, el guiño, la mirada complice, las ganas de vestirse bien, de maquillarse, la galantería, la caballerosidad, es decir aquellas cosas que producen cosquilleo y deseos de vivir.
Quizás, por su extensión, tengamos que ir de a poco introduciendo en distintos capítulos todas estas temáticas, porque también quisiera contarles historias de amores, de romances, de deseos y también podríamos incluir la suya, porque creo que no hay nada más claro que lo que a la gente le pasó y nos lo cuenta con sus propias palabras.
En principio quisiera decirles que no siempre estuvo limitado el erotismo para las personas mayores, si rastreamos en la historia podemos ver que en la Biblia, particularmente en el Antiguo Testamento, nunca se habló del término de un deseo, más aun, el pueblo judío desciende de una pareja de ancianos llamados Abraham y Sara.
Si buceamos en sus textos encontramos en el Levítico IX lo siguiente: “Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de tu vida fugaz que Dios te da bajo el sol, porque esa es tu parte en la vida y en el trabajo que tu realizas acá abajo”, o enlos Proverbios V. 9.9 se señala: ¡Bendita sea tu fuente, y sea tu alegría la mujer de tu noviazgo! ¡Sea para ti como hermosa cierva y graciosa gacela; que sus pechos sean tu recreo en todo tiempo, que estés siempre apasionado por ella!
En ambas frases podemos notar la continuidad de un goce y una pasión sin un fin ni límite. Siempre es la palabra que describe el tiempo del erotismo.
Otro libro sagrado, el Talmud, cuenta que un viejo sabio judío se lamentaba de haber perdido el instrumento de la paz hogareña, en obvia alusión a su discapacidad sexual.
Sin embargo desde otros orígenes culturales como en griegos y romanos la limitación fue clara y se criticaba la lascividad de las mujeres viejas que deseaban conquistar hombres. Pero es importante mencionar que la crítica no era tanto hacia la imposibilidad sino a un deseo que había que refrenar.
Actualmente hemos ido modificando muchos de los prejucios que existían sobre este tema como el creer que no hay más deseos sexuales después de cierta edad; que la impotencia sexual es propia de toda persona mayor; que el amor es cuestión de la juventud; que las parejas mayores se juntan por necesidad, o que aquellas personas mayores interesados en el sexo son viejos verdes, etc.
Hoy es claro que el erotismo nace con la concepción, se desarrolla en el tiempo y que con el envejecimiento lo que cambian son solo algunas cuestiones de tiempos y de modos, pero que la sexualidad es posible sin importar la edad, que las limitaciones o imposibilidades son parte de ciertas enfermedades y no de la vejez; que el amor es posible a cualquier edad y solo hace falta tener el deseo y encontrar esa media naranja que nos acompañe a embarcarnos en la aventura, como en la bellísima película Elsa y Fred.
El conocimiento actual nos dice que la persona mayor que siente deseos sexuales o tiene un interés erótico y goza de sus deseos tendrá más calidad y cantidad de años de vida. Sí, aunque parezca llamativo, la actividad erótica y sexual, incluso la masturbatoria, resulta beneficiosa para la salud física y mental del adulto mayor, tanto que en diversos estudios se ha visto que quienes tenían una actividad sexual más regular vivían más años de vida.
Para terminar quisiera presentarles una historia de amor de gente grande, la de Elvira a quien conocí y la volqué en mi libro “Proyectar la Vida. El desafío de los mayores”:
– Yo antes estaba muy deprimida y dentro del grupo conocí una persona. En realidad yo ya la conocía, pero no tenía contacto de hablar. El insistía con eso de la galantería, pero yo tenía mucho miedo, me parecía que no podía haber otra persona como mi esposo. Yo tuve 47 años de matrimonio y 4 hijos. Fue hermoso. Tenía miedo por mis hijos, por lo que podían pensar de mí. Y pensaron… pero un 25 de diciembre que me encontré solita, me permitió pensar y tomar una decisión. Y me dije basta de sufrimientos, de soledad, y esa misma noche le dije: sí, me voy a vivir con vos. Con miedo, pero me fui. Bueno, desde ese día es que estamos juntos y muy bien, tenemos planes y proyectos a pesar de la edad que tenemos. Tenemos deseos de hacer cosas.
Los hijos fueron entendiendo, ya nos visitan y hay una acercamiento muy lindo. Yo a mis hijos les dije: «papá está muerto, yo ya cumplí como esposa, tengo 67 años, ¿qué quieren? Que siga llorando en una tumba… ¡No! no se puede vivir así.
- ¿Hay diferencias entre el amor en esta etapa y en otras?
- «Si, hay muchas diferencias. Para mí, sí. Yo me enamoré por primera vez a los 18 años y me volví a enamorar a los 66. Yo creo que me agarró más fuerte, porque cuando una es chica se deslumbra, tiene la juventud, tiene todo y uno se quiere llevar todo por delante. Ahora es otra cosa. Porque yo requería de un hombre que me agarre de la mano, que me abrace, que me bese, que no mire los años, que no mire mis canas o que las mire pero no les importen. Es más auténtico. Siento que en este momento uno se puede expresar más libremente y peleo por eso. Ambos nos elegimos. No sé, creo que hoy me doy cuenta que no había nada perdido, que estaba todo por conseguir. Fue una sorpresa para mí; yo no me esperaba esto, que sé yo. Hoy, por ejemplo, me puedo expresar, hago teatro, puedo andar Es como un tiempo distinto en todo.
Es un tiempo de disfrutar de todas esas cosas, es el tiempo de vivirlas. Estoy bien, bien de salud, no hay horas, ya no estás pendiente de los horarios. Creo que, al final de la vida, encontré la felicidad y la posibilidad de continuar. Darme cuenta que hasta la muerte, no hay final.”
En la próxima comunicación con ustedes, además de esperar su carta contándome sus preocupaciones, intereses o experiencias, vamos a hablar de los cambios en la sexualidad que aparecen con la edad y como saber manejarlos.
Hasta la próxima!